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Malvinas 0

35 años para tener una tumba en Malvinas

 

 

Alberto Ricardo Ramos, Horacio Giraudo y Ramón Gumersindo Acosta son tres de los 88 soldados reconocidos por la campaña internacional, que exhumó los 122 cuerpos de los combatientes no reconocidos.

 

“Sentimos que terminamos algo. Es como decir: lo sepultamos. Estamos consternados. Teníamos muchas versiones de dónde estaba y ahora ya sabemos dónde está enterrado”, dice emocionado a La Voz Oscar Giraudo, hermano de Horacio, quien suponía que su hermano se encontraba en una fosa común.

 

 

La Nación les comunicó la noticia a estas tres familias el viernes. El procedimiento fue custodiado con sumo cuidado. Un equipo interdisciplinario –compuesto por miembros del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Desarrollo Social, el Equipo Argentino de Antropología Forense y de la Escribanía General de la Nación– se encargó de explicar el proceso de exhumación y la ubicación del cuerpo a los parientes de Ramos, Giraudo y Acosta.

“Se conservaron muchas de las cosas que él tenía: un pañuelo, un rosario, unos cargadores, un blíster. Todo eso nos indicaron que tenía Horacio donde estaba”, cuenta Oscar, que asegura que el deseo de su familia es que su hermano permanezca en las islas.

 

“No pensé que lo fueran a encontrar”

Los rumores sobre los lugares y la forma en que estaban enterrados los cadáveres era un miedo que se había propagado entre los familiares. Incluso cuando surgió la iniciativa de realizar los estudios de ADN de manera conjunta y bajo la supervisión internacional muchos se opusieron.

 

“El tratamiento que recibieron los cuerpos era de una dignidad abrumadora. Estaban cada uno en un ataúd, con doble bolsa y con sus pertenencias”, explica Mercedes Salado Puerto, miembro del Equipo Argentino de Arqueología Forense. “A nosotros esta situación nos hizo el trabajo más sencillo. Estaban muy bien preservados”, agrega.

 

De junio a agosto, la Cruz Roja Internacional coordinó el trabajo de un equipo de especialistas argentinos, españoles y británicos que trabajaron en el cementerio de Darwin. Tomaron muestras de cada uno de los cuerpos enterrados. Y luego las cotejaron con las de las 107 familias que habían recabado en la Argentina.

 

“Fue un trabajo políticamente complicado, Malvinas es un tema especialmente sensible. Afortunadamente, el resultado de las notificaciones es sorprendente. La recepción fue muy positiva”, dijo Salado Puerto, quien pasó parte de los tres meses en la morgue al lado del cementerio de Darwin.

 

La iniciativa de identificar los cuerpos surgió en 2008, cuando el excapitán del ejército británico Geoffrey Cardozo se puso en contacto con excombatientes argentinos. Él tenía un plano del cementerio de Darwin sobre cómo están distribuidas las fosas.

 

La Fundación No Me Olvides recibió este informe y se puso a trabajar para lograr la identificación de los cuerpos. Los temores y los vaivenes de la política internacional casi hacen que naufrague el proyecto, pero la insistencia y hasta un pedido del cantante Rogers Waters a la por entonces presidente Cristina Fernández sirvieron para encauzar las gestiones.

 

“Es una cuestión humanitaria, se les lleva tranquilidad a las familias de que sus seres queridos están en Malvinas”, afirma Julio Aro, miembro de la fundación. Y se enoja: “Lo que falta ahora es que se saque a la mierda esa placa que dice ‘Soldado argentino sólo conocido por Dios’”.

 

Aún resta ubicar otros 34 soldados.

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