La posibilidad de un aumento generalizado de salarios, como sugirió Sergio Massa en su primera conferencia de prensa, abrió un frente de conflictividad no sólo en los sindicatos sino también dentro del propio Gobierno. A las diferencias públicas entre los “gordos” de los sectores más tradicionales de la CGT que objetan esa modalidad y el espacio de Pablo Moyano, que la reivindica, se sumó en las últimas horas la de parte del equipo económico con el kirchnerismo, con la misma discrepancia. Tiene previsto definir el nuevo ministro de Economía, quien todavía espera el encuentro de este jueves con la central obrera y las cámaras empresarias para dar a conocer un mecanismo, confiaron en su entorno.
Para reforzar la idea la cartera laboral informó que desde 2014 sólo cuatro períodos anuales tuvieron crecimiento real del salario, entre los que se encuentran 2021 y 2022. El propio estudio admite que para lo que resta del año seguramente será necesaria una revisión de las paritarias, que en el primer semestre ya tuvieron dos etapas para promediar en la actualidad subas de entre 60 y 65 por ciento contra una inflación proyectada de al menos diez puntos por encima del valor máximo, según las consultoras que releva el Banco Central.
Ese ideario contrasta con lo sostenido al menos públicamente por los funcionarios y dirigentes que le responden a Cristina de Kirchner. Desde esos espacios se insiste en la necesidad de un “shock distributivo” alentado por el Gobierno mediante subas salariales por decreto, como sucedió en el arranque del mandato de Néstor Kirchner y en el inicio de la propia gestión del Frente de Todos. El ejemplo a mano de ese espacio son los aumentos que validó la propia vicepresidenta para el personal legislativo, en general por arriba del promedio de las paritarias, y con el aval del propio Massa, entonces presidente de Diputados y actual ministro de Economía.
En la línea kirchnerista se anotó el fin de semana Pablo Moyano, el tercer secretario general de la CGT, quien alentó un eventual aumento general de salarios para compensar las pérdidas de poder adquisitivo para los sectores incapacitados de mejorar su situación mediante paritarias. Moyano representa un sector donde también reportan los mecánicos del Smata, la Asociación Bancaria y la UOM, entre otras organizaciones vistas con simpatía por la expresidenta.
El líder del Frente Renovador deberá terciar en la confrontación. Además de la herramienta de un posible ajuste general de sueldos, que demandará de la aprobación por parte de las cámaras patronales, también podrá poner en juego otro anuncio de la semana pasada: la extensión y eventual suba de las asignaciones familiares, un ítem que perciben sólo 2,5 millones de trabajadores sobre un universo potencial de 6 millones, y que depende de erogaciones de la A NSES, con cuya titular, Fernanda Raverta, se reunió Massa ayer mismo para analizar los escenarios para los jubilados.