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La Plaza Almirante Brown, sus árboles cuentan su historia

La imagen que se observa representa la estepa con pequeños arbustos, que en unos años se convertirían en árboles de diversas especies con tallos fuertes, que acogen el espacio de la Plaza Almirante Brown, bautizada culturalmente como “La plaza de los árboles”.

En 1928 se conforma la Sociedad de Fomento, la cual tiempo después se convertiría en la Comisión de Fomento Río Grande. Entre las tantas acciones de esta, el 18 de febrero de 1937 elaboran el acta 77, en el que se estipula el inicio a la brevedad de “los trabajos correspondientes a la futura plaza principal del pueblo”.

A partir de esta acta, se realiza una votación democrática que tuvo un resultado unánime en la elección de la manzana 44. Lamentablemente, esta estaba ocupada y además no reunía los requisitos necesarios en su ubicación. Bajo esta problemática, se decide el 20 de febrero labrar un acta dirigida a la Oficina de Tierras a cargo de don Juan Cabezas, donde se solicita lo siguiente:

“En la reunión celebrada por esta Comisión el día 15 del corriente mes se acordó dirigirnos a Ud y por su digno intermedio a quien corresponda, solicitando la permuta de la manzana 44 de este pueblo, reservada con destino a la plaza, por la número 33, hasta el momento libre de edificación y con el mismo destino”.

El intercambio tenía como objetivo, obtener una mejor ubicación para el desarrollo futuro de la ciudad. Además, si se le otorga la posibilidad de permutar, esta “demandaría menos gasto su arreglo, ya que es mucho más llana que la reservada”. Finalmente, bajo diversas tratativas se logra otorgar e impulsar el inicio de los trabajos en la manzana 33 ubicada en las arterías de las calles Monseñor Fagnano, Comandante Espora, Laserre y Coronel Rosales.

Cabe destacar que, el principal responsable del manejo de papeleos y solicitudes fue Francisco Bilbao. Es por lo que el 11 de diciembre de 1937, se dieron por finalizadas las tareas de alisado, cerco perimetral, construcción de pozo de agua, incorporación y colocación del mástil donado por YPF, el cual la cultura fueguina renombraría como “obelisco”, en referencia al monumento histórico de Buenos Aires ubicado en la Avenida 9 de julio.

Con la realización de estos trabajos, se cubre la manzana con un cerco que cubría en su totalidad, sin permitir observar en su interior. Esto se mantuvo así por casi dos décadas, para que finalmente, en 1946 se inaugura el monolito mediante la incorporación de una placa que recuerda los 25 años desde la Creación de la Colonia Agrícola.

De esta manera, se decide quitar el cerco y bautizarla con el nombre de Almirante Guillermo Brown, el principal héroe de la Armada y procer inmigrante de los argentinos. Con los años, el espacio fue tomando forma, colocándole a las calles que las rodean mosaicos, incorporar bancos y perfeccionar la iluminación durante la gestión de Alberto Vicente Ferrer.

El punto cero de la ciudad, se ha convertido en el espacio de realización de diversas actividades recreativas, un lugar de encuentro donde la música, la danza, la narración, la expresión corporal, la pintura, entre otros se centralizan en un sitio común. No podemos negar que constantemente escuchamos la frase “nos encontramos en la plaza del centro”, eso es lo que la hace popular, aquel cariño y propiedad que les otorgan los fueguinos. A su alrededor, actualmente, encontramos diversos locales comerciales y en su interior, se colocó la Agencia de Turismo y una estación de taxis, además de los miles de jóvenes y adultos que la visitan frecuentemente.

Con los años los árboles han crecido y si bien, existe un mito en las profundidades de la superficie de la plaza, donde se comenta que circula agua con salida al mar lo que genera que las raíces de estos se sequen. Puede ser cierto como que no, la verdad es que cada vez lo vemos más grandes y son el principal espectáculo del lugar, pintan en diversas estaciones el espacio y maravillan a cualquier persona que recorre la plaza.

Asimismo, el sitio permite ser un área común para el desarrollo y protesta de causas con gran valor social. Le da voz, los centraliza y otorga protección a los fueguinos riograndenses. Con apenas 84 años mantiene vigente, la calidez y cultura de aquellos que la vieron nacer.

Fuente: Minuto Fueguino

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