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Quedó impune el “Robo del Milenio”: se llevaron USD 30 millones de un banco de Congreso y jamás fueron recuperados

No será el del siglo, pero es el del milenium” (sic). De esta manera, en marzo de 2010, los boqueteros que se llevaron un botín de entre 25 y 30 millones de dólares de 99 cajas de seguridad del Banco Macro se burlaron de la Policía antes de dejar la sucursal Congreso con una frase que emuló a los autores del golpe al Banco Río de Acassuso, ocurrido en 2006. A 13 años, el caso quedó impune con la absolución de los tres imputados. El dinero, en tanto, jamás fue recuperado.

Un ex subcomisario de la Policía Federal (PFA), su chofer y el encargado de un edificio llegaron a juicio acusados como presuntos coautores del golpe cometido en 2010. El veredicto absolutorio fue dado a conocer el viernes pasado por el juez Carlos Rengel Mirat, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 26 de la Capital Federal, quien llevó adelante el debate oral desde el 17 de febrero.

La fiscal del juicio Diana Goral y la auxiliar fiscal Marina Narváez, quienes representaron al Ministerio Público Fiscal en el debate, habían acusado en su alegato a los tres como coautores de un “robo agravado por haber sido cometido en poblado y en banda”. Los ladrones que estuvieron dentro del banco nunca fueron identificados.

Según las fuentes consultadas, para los ex policías Amarilla y Mikic la fiscalía había pedido una condena de ocho años de cárcel y para el portero Quiroga Pardo, seis; mientras que la querella del Banco Macro había solicitado una pena de cuatro años para los dos ex policías, y de tres años en suspenso para el encargado.

El boquete por el que ingresaron los autores del robo al banco Macro, a dos cuadras del Congreso

Si bien los fundamentos recién se darán a conocer el próximo viernes, el abogado de Amarilla, Leonardo Rombolá, aseguró a la agencia de noticias Télam que “en el juicio quedó demostrado que los tres imputados eran inocentes y que no había prueba que los comprometa”.

“Al igual que le pasó años más tarde con el caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman, esta fue una pésima investigación de la ex fiscal de instrucción Viviana Fein” agregó el defensor sobre la funcionaria judicial actualmente jubilada.

La hipótesis de la fiscalía indicaba que los policías Amarilla y Mikic “liberaron la zona” y le dieron cobertura a la banda desde el exterior, a partir de la prueba clave de la causa, que eran los videos de cámaras de seguridad que los filmaron durante la madrugada del robo y la mañana y la tarde siguientes en un garaje situado en la calle Sarmiento y Riobamba.

En el caso del portero Quiroga Pardo, se le imputó haber “facilitado el acceso” de la banda al edificio donde trabajaba para que hagan el boquete y luego fingir que había sido tomado como rehén junto a su hijo -que también estuvo imputado en la causa, pero luego fue sobreseído- y a un joven en situación de calle al que los ladrones, cuando huyeron, le arrojaron un fajo con unos 5.000 dólares que quedaron tirados en una escalera.

Cómo fue el “Robo del Milenio”

Según el requerimiento de elevación a juicio, el golpe se inició cerca de las 22 del sábado 6 de marzo de 2010 en la sucursal del Banco Macro de la avenida Callao 264, a poco más de dos cuadras del Congreso de la Nación, y terminó a las 7.17 del domingo 7, cuando se activó la alarma.

Unas 256 cajas de seguridad fueron violentadas, pero solo 99 cofres fueron saqueados por los delincuentes, que se apoderaron de dinero en efectivo, joyas, lingotes de oro, documentos y otros valores.

Teniendo en cuenta no solo el efectivo, sino también el valor de las joyas y otros objetos, el botín fue calculado por la Justicia en entre 25 y 30 millones de dólares, de los cuales nunca se recuperó nada.

Para la fiscalía, algunos integrantes de la banda ingresaron primero a la sede del Instituto de Seguridad e Higiene, sito en Callao 262, donde trabaja como encargado Quiroga Pardo, y de ahí se dirigieron a la sala de docentes del primer piso, desde donde realizaron un primer boquete en el suelo, perforando el techo de la planta baja de la sucursal bancaria.

De acuerdo a la investigación, la banda contaba con al menos un integrante especialista en alarmas que logró “puentear” los dispositivos para que no se activaran e inutilizar la sirena.

Luego, con los rostros cubiertos con pasamontañas y desviando el enfoque de las cámaras de seguridad, se trasladaron al subsuelo del banco. Allí, luego de sortear algunas puertas, hicieron otro boquete que les permitió el ingreso a la bóveda, donde violentaron las cajas de seguridad y huyeron con el botín.

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