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Recomiendan usar barbijo en exteriores porque el COVID-19 se propaga por el viento

Una de las grandes contradicciones a las que la ciencia se sometió desde el inicio de la pandemia por COVID-19 tiene que ver con la posibilidad de que el virus se transmita por el aire.

Ahora, pese a que en Gran Bretaña el uso de tapaboca ya no es obligatorio desde el pasado mes de julio, un reciente estudio mostró que este elemento de protección debe usarse en el exterior, especialmente cuando hay viento, para evitar la propagación del SARS-CoV-2.

En Argentina, el Ministerio de Salud dispuso que dejara de ser obligatorio el uso de barbijo al aire libre desde el 1 de octubre, aunque cada distrito definió un criterio de acuerdo al estado epidemiológico local. “No será obligatorio al aire libre siempre y cuando no haya otras personas en contacto cercano”, dijo la ministra Carla Vizzotti. En ese sentido, la Ciudad de Buenos Aires aún no sacó la obligatoriedad de llevar tapabocas en el exterior.

Aunque por definición un virus es un agente infeccioso microscópico acelular que sólo puede replicarse dentro de las células de otros organismos, las recientes investigaciones determinaron que, “incluso una ligera brisa, puede aumentar la posibilidad de que las personas infectadas propaguen el coronavirus”.

Es que investigadores del Instituto Indio de Tecnología de Bombay simularon hasta dónde se puede propagar el coronavirus, tanto en condiciones de calma como de viento. Y los resultados de su trabajo mostraron que había un “mayor riesgo de infección” incluso si sólo había una pequeña ráfaga de cinco millas por hora.

Amit Agrawal es el autor principal del estudio y fue claro al recomendar “usar barbijo al aire libre, especialmente en condiciones de viento”.

Las máscaras faciales se adoptaron en todo el mundo como una de las muchas medidas de protección para limitar la propagación del virus, especialmente en espacios interiores, o en el exterior en cercanía de otras personas.

Pero a lo largo de la pandemia fue intenso el debate científico que se suscitó acerca de qué tan efectivo era el uso del tapaboca para reducir la transmisión del nuevo coronavirus.

Y si bien en Gran Bretaña los ministros eliminaron el requisito legal de usar cobertores en julio, las autoridades sanitarias alientan a la gente a usarlos en lugares concurridos y algunas empresas, como Transport for London, todavía los requieren.

El nuevo estudio realizado en la India examinó cómo se transmite el COVID-19 en el aire cuando alguien tose, utilizando una ecuación diseñada para medir la turbulencia.

Estudios anteriores habían modelado una tos usando bocanadas de aire, pero los investigadores indios argumentaron que una tos real es más complicada y puede arremolinarse “como mini remolinos”.

Así fue que examinaron cómo se propaga la tos en condiciones de quietud, comparables a las del interior, y en varias velocidades del viento.

los resultados de su estudio, publicados en Physics of Fluids, mostraron que cuando una persona infectada tose al aire libre, el viento que fluye en la misma dirección puede propagar el virus más rápido y más lejos que en condiciones de calma.

Incluso una pequeña brisa de cinco millas por hora (mph) en la misma dirección en la que alguien infectado tose aumenta en un 20% la extensión del virus.

Esto significa, según sugirieron los autores del trabajo, que el distanciamiento social debería aumentarse de uno a dos metros y hasta 2,2 metros para que sea efectivo, según concluyó el equipo.

“A 14-18 kph la propagación del virus aumenta en distancia y duración”, dijeron los investigadores.

Los expertos, además, creen que el viento proyecta gotas más grandes durante más tiempo, lo que aumenta el tiempo que se tarda en diluir la carga viral en el aire.

A medida que el viento estimula el chorro de tos, las gotas de aerosol infectadas, que parece ser el modo dominante de transmisión del SARS-CoV-2, quedan “atrapadas” en la brisa en lugar de caer rápidamente al suelo.

“El estudio es significativo porque apunta al aumento del riesgo de infección que podría provocar toser en la misma dirección que el viento -señaló el profesor Agrawal-. El aumento del tiempo de residencia de algunas de las gotitas más grandes aumentará la carga viral que se transmite a través del chorro de la tos y, por lo tanto, las posibilidades de infección”.

Y agregó: “En general, el estudio destaca un aumento de las posibilidades de infección incluso en presencia de una brisa ligera”.

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