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Alto acatamiento de la cuarentena total en Río Grande

La ciudad amaneció desierta, con un paisaje similar al que puede ofrecer un 1 de enero. La diferencia es que la desolación no tenía que ver con el descanso que obliga el extenso festejo nocturno de inicio de año sino, más bien, con la cuarentena total decretada por el gobierno nacional hasta el 31 de marzo para frenar la pandemia de COVID-19.

Cabe resaltar que para los fueguinos ya regía una cuarentena dictaminada por el gobernador Gustavo Melella que en primer término aplicó a la actividad estatal y que, con la confirmación de los primeros casos positivos, obligó a extender su alcance a todos los ámbitos, aunque sin tanta rigurosidad como la que se observó a partir del aislamiento obligatorio nacional.

En el último día del verano, con sol radiante y fuerte viento, la ciudad lució desierta. Muy pocos vehículos circulando, escasa gente caminando o esperando el transporte público de pasajeros y la mayoría de los comercios cerrados confirmaron que el acatamiento al aislamiento social, al menos en Río Grande, tuvo una altísima adhesión.

Y para disuadir a los riograndenses, la Policía de Tierra del Fuego desplegó retenes de control en varios puntos de la ciudad. En Margen Sur, por ejemplo, al pie del puente General Mosconi, a metros del acceso a esa zona.

Allí, informaron a cada conductor las recomendaciones del caso: solo salir a hacer compras, viajar en los vehículos en solitario, no subir a desconocidos y en caso de tener que acudir al médico, llevar al acompañante en el asiento trasero. Además, confirmaron que existe restricción de circulación a partir de la medianoche.

Lo mismo sucedió en Belgrano y Colon -en el centro- y en el acceso a Chacra II, por San Martín. Los efectivos entablaron diálogo con los pocos vehículos que circularon por la zona, sin requerir documentación del rodado.

Por otra parte, el transporte público de pasajeros circuló toda la mañana a un ritmo inusual. Sin el apuro que exige el cumplimiento de una frecuencia por la alta demanda de viajeros, la mayoría de los colectivos viajaban a baja velocidad, con un par de personas en su interior, todos sentados y buena distancia cada uno de ellos.

En los supermercados pareció concretarse el mayor movimiento de una jornada diferente. En la puerta de la céntrica sucursal de La Anónima, la gente hizo la fila y estoicamente soportó el fuerte viento que se hizo sentir durante todo el día.

En todos los casos se resguardó la distancia de un metro y medio entre los ocasionales clientes y en el acceso al edificio, personal de una empresa de seguridad privada regulaba el ingreso a medida que los compradores cumplían con el trámite y se retiraban.

Mucho mayor fue el movimiento en los supermercados mayoristas del Parque Industrial, y en la principal sucursal de La Anónima, donde la espera se hizo más larga que en los comercios del centro de la ciudad.

Para el transporte privado de pasajeros, la jornada también fue de mucha calma. Con paciencia taxistas y remiseros aguardaron los pocos viajes disponibles, sobre todo en las puertas de supermercados y mayoristas. La falta de circulación en la vía pública se hizo notoria.

En los bancos, el movimiento se limitó a entradas y salidas rápidas de clientes que utilizaron los cajeros automáticos. Varios de ellos, antes del mediodía, ya se habían quedado sin dinero disponible para extracciones.

En las estaciones de servicio también se vivió una jornada acorde al aislamiento social obligatorio. Pocos automóviles cargando combustibles, un ritmo de trabajo mucho más relajado para los playeros que aprovechaban los ratos libres dialogando con los efectivos policiales.

A diferencia de otros puntos del país, los riograndenses demostraron una orgullosa conciencia social. El cumplimiento de la normativa vigente fue muy alto y de acuerdo a información oficial, no se registraron incidentes que requieran de intervención policial.

Además, los especialistas consultados consideran que con el correr de los días, a medida que la gente se aprovisione y se apacigüe la lógica ansiedad, la obediencia al aislamiento social obligatorio será cada vez mayor.

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