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La verdad sobre los cigarrillos electrónicos: la nueva manera de dejar de fumar

 

Después de semanas y semanas de ‘vapear’ me topo con una nota de Infobae que afirma categóricamente: “Cigarrillos electrónicos, la nueva puerta de entrada a las drogas líquidas”. Y en el mismo sentido, varios importantes medios se fueron sumando a ese discurso. Me llamó soberanamente la atención porque yo tenía una idea muy diferente de la concepción de los cigarrillos electrónicos y de esta nueva modalidad para dejar de fumar. Me pareció que un tema tan importante para la salud no se podía tomar con tanta liviandad. Por eso, decidí hacer mi propia investigación y demostrar que estos dispositivos, en realidad, son la única salvación para millones de personas en todo el mundo. Son el futuro, y llegaron para quedarse.

 

 

La verdadera situación comparativa para determinar las causas y consecuencias de estos dispositivos es, sin duda, Europa. En el viejo continente el cigarrillo mata a 700.000 personas cada año. Pero desde la llegada de los e-cigs, unas seis millones dejaron de fumar y otras nueve millones redujeron su consumo. Estos no son datos tirados al azar (como nada de lo que publicaremos en esta investigación) sino que son datos del Eurobarómetro arrojados por médicos especialistas en un relevamiento publicado en la reconocida revista ‘Addiction’.

 

Varios importantes estudios se realizaron en todo el mundo directa o indirectamente referidos a esta nueva manera de echar humo, o mejor dicho, vapor. Pero es en Gran Bretaña donde se pueden encontrar los avances más considerables en esta materia. En ese país son socialmente más aceptados: eso quiere decir que no te miran como ‘bicho raro’ cuando vas por la calle expulsando gran cantidad de vapor de un aparato, como sucede por el momento en Argentina, y como me sucede a mí en particular. Lo cierto es que todos estos estudios llegaron a una conclusión determinante y rotunda: “El cigarrillo electrónico es un 95% más seguro que el convencional”. Entonces, ¿cómo no abrir los ojos a esto? ¿Por qué los medios masivos de comunicación lo critican? ¿Qué intereses hay detrás? Son muchas preguntas que quizá tengan respuesta.

 

En el Reino Unido, los vaporizadores comenzaron a formar parte de los Servicios Oficiales de Ayuda para dejar de fumar y, junto con sus eficientes políticas de control del tabaco, se convirtió en una de las naciones con menor tasa de tabaquismo del mundo. De hecho, por primera vez en la historia, estos niveles cayeron por debajo de los de Australia, donde tienen una estricta política regulativa con respecto a los e-cigs. Los datos en UK muestran que desde que estos dispositivos entraron en escena la reducción en la tasa de tabaquismo se ha acelerado significativamente, lejos de aumentar, como algunos vaticinaban.

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